Cuadrilla de Caza "Santo Antón" -Grandas de Salime - Asturias.

A mi me tocó acompañar a Carlos que con su perro Tipo, no tardaron en "aplazar" los jabalíes en las proximidades de Vilar (en Asturias, es controlar). Un muy buen perro, yo vi como no se le escapaba ni el más mínimo detalle y sólo le falta hablar o si habla sólo lo entiende su dueño; porque los jabalíes los dejaron cortados en menos de lo que es una cancha de baloncesto.

Para la una ya estaban los jabalíes andando. Del mato salieron 5 piezas y dieron gusto al gatillo a varios puestos, entre ellos el de mi cuñado que no tuvo su día, ni tampoco Pepín que aunque tocó a uno no sirvió para cobrar. Más efectivo fue José Antonio Torrón que con dos jabalíes, aumentaba su percha anual. En total tres jabalíes y un buen día de caza con estos amigos. Ya son 38 piezas de Sus Escrofa, el doble que la segunda cuadrilla de Castroverde: "¡van lanzadillos!".

Con la satisfacción de haber pasado una jornada inolvidable, no me hace falta disparar a pieza para disfrutar de los lances, y agradeciendo la amabilidad de Carlos, José Antonio, Julio y el Jefe de Cuadrilla Manolo me dispuse a pasar El Acebo, con dirección a Asturias, para volver otro día.

El día 27 la Cuadrilla Santo Antón, al completo "menos uno", nos levantamos con la idea de despedir el área de Busmayor , dejando algún jabalí menos en estos montes, no pudo ser: en Ruitiña, con un rastro mísero de la primera hora de la noche no pudimos dejarlo cortado. En Busmayor sí había mucho rastro, pero no dieron resultado las localizaciones de los nocturnos paseantes y sólo a última hora de la tarde se levantaron los jabalíes, pero ya fuera de las armadas por lo que no nos quedó tiempo nada más que para recoger los perros. Llevamos una racha que no se la deseo ni al mayor enemigo.

El día 28 nos desplazamos a Villanueva de Oscos con la Ruta del Silencio, como punto principal del área y los paisajes de la Bobia, de las minas de la Escomulgada, del Picón, de Mourelle o del Palacio y con el discurrir de los ríos, limpios y llenos de vida de este entorno, parece encontrarse uno en una reserva natural. Sólo los ladridos de los perros hacen despertar a uno de estos sueños.